Lanús se quedó con la Copa Sudamericana luego de una tanda de penales agónica
En el Defensores del Chaco, bajo un calor asfixiante y con más de 30 grados, el 0-0 empujó todo a un cierre dramático que derivó en una definición por penales.
Lanús y Atlético Mineiro no se sacaron diferencias en Asunción y la final de la Copa Sudamericana quedó envuelta en una tensión total. En el Defensores del Chaco, bajo un calor asfixiante y con más de 30 grados, el 0-0 empujó todo a un cierre dramático que derivó en una definición por penales.
El arranque tuvo al Granate contra las cuerdas. El equipo de Pellegrino resistió como pudo ante un Mineiro que salió a imponer jerarquía desde el minuto uno. Alan Franco probó de lejos, Bernard casi clava un tiro libre al ángulo y el palo salvó a Losada en la que pudo ser la primera estocada brasileña.
Lanús recién respiró después del parate para refrescarse. Con el envión de su gente y más ganas que claridad, emparejó el partido y se animó a empujar al Galo hacia su propio arco. Igual, el primer tiempo terminó siendo de los brasileños.
El complemento fue otro partido: más trabado, más lento y mucho más nervioso. Lanús no logró inquietar a Everson y Mineiro dependió de alguna chispa de Dudú o Hulk.
En la prórroga, el Galo se hizo dueño de la pelota y del trámite. Caio Paulista y Biel generaron peligro una y otra vez ante un Lanús que se sostenía como podía. Y cuando todo parecía liquidado, apareció la atajada monumental de Nahuel Losada: mano a mano, último minuto, salvada dibumartinezca para mandar la final directo a los penales.
En una tanda de penales caótica, con dos fallos por lado y el corazón en la garganta, Lanús terminó escribiendo la página más gloriosa de su historia reciente: le ganó a Atlético Mineiro y se consagró campeón de la Copa Sudamericana.
El Granate, que había resistido hasta el último suspiro gracias a la atajada milagrosa de Losada, encontró en los doce pasos la forma de hacer estallar a toda su gente en Asunción y en el Sur.
Una final agónica, un final bien sudamericano… y un campeón que vuelve a meterse en el mapa grande del continente: Lanús, rey de la Sudamericana.