El debate sobre una reforma laboral largamente anunciada volvió a activarse desde el gobierno argentino, con medidas que incluirían nuevos tipos de contratación, extensión de horarios, modificación de indemnizaciones y un mayor margen de acuerdos por empresa. Sin embargo, los datos oficiales y de organismos especializados contradicen de manera preocupante la promesa de que estas reformas generarán más empleo formal.
En lo que va de la gestión de La Libertad Avanza, y tras la sanción parcial de la denominada “Ley Bases” en 2024, se perdieron más de 200.000 empleos asalariados registrados, con una caída marcada en el sector privado por aproximadamente 126.000 puestos. Esto constituye un claro indicio de que la mera desregulación laboral no acompaña la creación de empleo de calidad.
El problema adquiere mayores dimensiones cuando se analiza el segmento juvenil (personas entre 14 y 29 años). En el segundo trimestre de 2025:
- La tasa de actividad llegó al 51,4 % para varones jóvenes y al 42,0 % para mujeres jóvenes, marcadamente inferior a los promedios para la población general.
- Las tasas de empleo fueron de 44,8 % para varones y 34,9 % para mujeres jóvenes, quedando 20,1 y 12,7 puntos por debajo de los valores generales respectivamente.
- La desocupación en mujeres jóvenes fue del 16,9 %, y en varones jóvenes del 12,7 %, casi el doble que la población total de cada sexo.
La precarización en ese grupo también escaló: el porcentaje de jóvenes que trabajan en condiciones informales o muy frágiles pasó de 46 % a 54 % para varones, y de 53 % a 57 % para mujeres en el último período.
Desde el punto de vista salarial, la combinación de caída de la actividad económica, mayor informalidad y reformas laborales que debilitan derechos laborales se tradujo en:
- Un aumento de la desigualdad salarial en el empleo formal (+8 % entre 2017 y 2025).
- Una contracción del salario real promedio por convenio del 20 % en ese mismo período.
- Una caída del salario “efectivo” (lo que realmente cobran los trabajadores registrados) del 10 %.
En definitiva, los estudios subraya que la reforma propuesta podría amplificar los niveles de informalidad, precariedad e inestabilidad laboral, principalmente entre los jóvenes, en lugar de atenuarlos. La creación de empleo no depende únicamente de la reglamentación laboral sino del nivel de actividad económica, la inversión, el consumo interno y la estabilidad macroeconómica.