Japón desarrolla sangre artificial compatible con cualquier grupo sanguíneo
En una futura fase, se explorará la eficacia práctica en tratamientos médicos, con vistas a su uso clínico para 2030.
Un grupo de investigadores de la Universidad Médica de Nara, ubicada en la ciudad de Kashihara (prefectura de Nara, Japón), lograron crear glóbulos rojos artificiales a partir de sangre caducada. Estos componentes, llamados vesículas de hemoglobina (HbV), son cápsulas microscópicas que contienen hemoglobina, la proteína responsable del transporte de oxígeno, recubierta por una membrana lipídica artificial.
Los primeros ensayos en humanos comenzaron en 2020. Desde entonces, el equipo liderado por el profesor Hiromi Sakai ha completado varios ensayos clínicos, finalizando el último en primavera de este año. Se administraron entre 100 y 400 ml de HbV a un total de 16 voluntarios sanos, para evaluar su tolerabilidad, farmacocinética, posibles efectos adversos y reacción inmunológica.
En una futura fase, se explorará la eficacia práctica en tratamientos médicos, con vistas a su uso clínico para 2030. En su protocolo se plantea también su inclusión en recursos de pre‑hospitalización: ambulancias, helicópteros médicos y servicios de urgencia en zonas aisladas. Los glóbulos rojos artificiales pueden ser vitales en condiciones de emergencia como desastres naturales, accidentes graves, cirugías urgentes en islas o zonas remotas, donde el acceso a bancos de sangre es limitado.
El interés por la sangre artificial no es exclusivo de Japón. En 2022, en Reino Unido se realizaron los primeros trasplantes de glóbulos rojos cultivados en laboratorio; y en Estados Unidos, agencias como la de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, que invierten en sangre sintética basada en hemoglobina modificada.
A diferencia de estos, el modelo japonés se distingue por valerse de una fuente reciclada (sangre caducada), lo que abarata costes y agiliza procesos de fabricación. Además, ofrece mayor durabilidad que alternativas sintéticas o cultivadas in vitro.
Aunque estos resultados preliminares son esperanzadores, faltan pruebas definitivas en poblaciones vulnerables, como enfermos críticos, hematológicos, niños y ancianos. Sin embargo, si los ensayos confirman su viabilidad, podríamos despedirnos de barreras por grupos sanguíneos y de la eterna escasez de sangre almacenada.