Hay artistas que atraviesan un buen año. Y después está Trueno, que en 2025 parece estar viviendo una vida entera. Entre discos, viajes, colaboraciones soñadas, escenarios impensados y reconocimientos globales, el rapero de La Boca habla con una mezcla de cansancio y felicidad que no se contradicen: conviven.
“Sí, cansa un poco… pero queda muy chiquito al lado de la alegría que me da tocar en vivo, crear, colaborar. En lo sentimental estamos perfectos”, dijo, como quien se detiene un segundo a mirar todo lo que está viviendo y se sorprende de su propio vértigo.
Uno de los hitos que marcaron su año fue el Red Bull Symphonic, la primera vez que este formato llegó a Argentina y lo tuvo como protagonista. Para él, que nació en un universo donde la música siempre estuvo más cerca del barrio que de la orquesta, fue un desafío y una conmoción. Habló de la preparación con una claridad que deja ver el peso emocional del evento: “Sentíamos la energía de algo importante, algo único… compartir con 53 músicos, entrar en otro estilo de show. Estuvo lleno de preparación, de emoción. Cuando terminó, sentimos que había pasado algo grande”.
Entre todos los momentos del sinfónico, uno sobresale: Tierra Santa junto a Milo J. La conexión entre ambos es más sentimental que estratégica. “Trabajar con él es como trabajar con un hermanito menor… compartimos historia, barrio, música, sueños. Tierra Santa tenía que estar, porque él representa muchísimo de ese mundo”, dijo Trueno, con un cariño evidente atravesando cada palabra.
Ph: Camila Medrano
Pero si el sinfónico marcó un antes y un después, su colaboración con Gorillaz dejó una marca imposible de disimular. Lo que empezó como un freestyle espontáneo terminó en estudio, con Damon Albarn ofreciéndole espacio, versos y confianza. Trueno todavía suena sorprendido: “Fue mágico… Damon me dio un montón de versos, de estribillos. Que alguien con tantos años de experiencia tenga esa humildad y ese respeto… me llenó el corazón”. Más que la canción, lo que se llevó fue la sensación de haber sido elegido desde el respeto.
A esa lista de capítulos inolvidables se sumaron las nominaciones a los Latin Grammy. Tres categorías diferentes y un orgullo que él vive colectivamente:
“Es ocupar un lugar que el rap argentino no tenía hace mucho. El rap está volviendo a sonar en todo el mundo, y detrás hay años de pico y pala… generaciones que lo hicieron posible”.
Trueno no se mira solo a sí mismo; se mira como parte de una historia más larga.
Y mientras todo esto ocurría, su gira por Europa lo llevaba a escenarios donde jamás imaginó estar. Habló de Dinamarca, Suecia, Suiza, como un flash. Es algo que atraviesa el idioma. “Me flashea ver remeras de Boca, gente cantando sin entender una palabra… es llevar la plaza, el sótano, el barrio a lugares que nunca pensé conocer” expresó con una mezcla de asombro y orgullo que lo humaniza, lo quita del lugar de artista y lo ubica en un simple lugar de admirador y oyente.
Pero entre todos los compromisos, aventuras y conquistas, hay un faro que lo guía: el show del 11 de diciembre en Ferro, el cierre de su gira en casa, en Argentina. Lo menciona como quien nombra un sueño que lo acompaña desde el inicio: “Siempre dejo Buenos Aires para el final. No podemos escatimar en nada. Ferro es la cereza del postre, lo pienso desde que saqué el disco”. Será, según sus expectativas, el espectáculo más importante del año, y el que más desea ofrecerle a su público.
Cuando se le preguntó por el futuro, no habló de metas ostentosas ni de expectativas inalcanzables. Habló de arte. “Ya encontré mi propósito. La música y la creación siempre van a estar ahí. Lo que venga, vendrá”. Y cuando surge la eterna pregunta sobre si volvería al freestyle, deja una puerta semiabierta: quizá no hoy, quizá no mañana, pero tampoco nunca.
“El amor por el freestyle nunca se va a borrar”
Así transcurre su 2025: inesperado, emocional, lleno de puertas que se abren y de sueños que se cumplen. Y mientras el mundo lo mira crecer, Trueno ya está mirando hacia ese escenario que lo espera en diciembre. Ferro no será solo un show: será la noche en que todo lo que vivió encuentra su lugar definitivo.